La faloplastia es una técnica que habitualmente se confunde con el alargamiento de pene tradicional y, aunque comparte algunas similitudes, lo cierto es que también tiene algunas diferencias básicas. Lo primero que tienes que saber es que este proceso se ocupa de la reconstrucción de un pene.
Para poder hacerlo lo que se hace es coger tejido de otras partes del cuerpo (normalmente suele ser grasa y piel del antebrazo, del abdomen o del muslo.
Este pene creado de esta manera puede llegar a tener un aspecto algo diferente al de uno normal pero permite orinar de piel y es sensible. Sin embargo, no permite la penetración por lo que hará falta colocar una prótesis.
Algunas consideraciones antes de someterse a esta operación de faloplastia
Antes de iniciar la operación, la persona que se quiere someter a la faloplastia tendrá que haber seguido un tratamiento hormonal que el facultativo le haya recomendado. De esta manera aumentará el tamaño del clítoris.
Como normalmente se extrae la piel del antebrazo, se recomienda que esa zona sea depilada.
Una vez en el hospital o en la clínica especializada, el médico realizará los controles necesarios y ejecutará el proceso. Una vez que todo haya acabado, si todo ha salido bien, el paciente tendrá que estar en el hospital un tiempo mínimo de una semana.
También tienes que saber que para llevarla a cabo se utiliza anestesia general y que esta puede llegar a durar entre 10 y 12 horas.
Normalmente se da de alta al paciente en una semana pero durante los 21 días siguientes deberá llevar una sonda. De esta forma se vaciará la vejiga evitando que la orina pueda dañar la zona operada.
Existen algunas complicaciones que se pueden llegar a producir, consúltalas al cirujano antes de decidir si realizar o no la intervención.